Dos galletitas rellenas con mucho dulce de leche y una exquisita cobertura de merengue italiano. Argentina es consumidor por excelencia y su sabor está íntimamente arraigado en la cultura gastronómica local. La idea es de origen árabe y tradicionalmente consistía en una base de pasta de almendras, nueces y miel. Luego se introdujo en España, cuando el rey Rodrigo fue derrocado por los árabes. Desde entonces, la influencia arábiga marcó durante siglos el desarrollo de la cultura española, que, entre otras costumbres, adoptó la pastelería típica. Los inmigrantes posteriormente lo trajeron a estas tierras hace ya más de 130 años. Pero un hombre, un pionero, le dio un toque particular y distintivo. El químico francés Augusto Chammás abrió en Argentina una pequeña fábrica de dulces y dentro de los productos elaboró un alfajor redondo. Toda una novedad para la época, que cambió el concepto de los alfajores en el mundo.